La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional juzgará a partir de este lunes a un individuo que habría estafado a 349 parejas a quienes ofreció servicios de recogida y preservación de muestras del cordón umbilical que luego no habría llevado a cabo, bien porque nunca envió el material biológico al laboratorio donde cobró por guardarlo, bien porque no pagó a esa tercera empresa los importes necesarios para que garantizaran la conservación. Cuando fue detenido en marzo de 2012, llevaba material biológico en el maletero del coche.

Se trata de Raúl Conejero, un ciudadano de Alcoy que según el escrito de acusación de la Fiscalía, habría estado captando a parejas interesadas en recoger las muestras de sangre del cordón umbilical de su bebé recién nacido para guardarlas en un banco especializado al que podrían recurrir en caso de que el niño o algún miembro de la familia sufriese una enfermedad paliable con un transplante a partir de esas células madre previamente criogenizadas.

El acusado tenía experiencia en la materia, porque estuvo trabajando precisamente como agente comercial de la empresa Stem Cell S.A, especializada en preservación de muestras biológicas, entre 2009 y 2011 para la Comunidad Valenciana, Murcia y algunas zonas de Castilla-La Mancha. De hecho, cuando fue despedido siguió presentándose ante los potenciales clientes como representante de aquella empresa, “aprovechando la credibilidad profesional que le otorgaba”.

Básicamente, se encargaba de contactar con los servicios de Ginecología de los hospitales en su zona de actuación, donde impartía charlas informativas a las gestantes interesadas. Allí contrataba la crioconservación de las células madre del cordón umbilical y una vez recogidas las muestras, las enviaba a un laboratorio de Alemania (MLB) donde se almacenaba el material y se remitía información médica y un número de almacenaje a los clientes.

Sin embargo, montó su propia mercantil para estas gestiones, Representaciones Biomédicas Levante SL, creó las marcas comerciales Instituto Celular y Criocell, y comenzó a vender por su cuenta los mismos servicios a “numerosos clientes” pero utilizando “documentación simulada donde aparecían laboratorios inexistentes”,

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