Arabia Saudí ha suspendido este jueves la entrada al país de los peregrinos extranjeros a La Meca con el objetivo de frenar la expansión de la Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. La medida, que carece de precedentes, también interrumpe de forma temporal la emisión de visados de turismo a los nacionales de países con brotes de coronavirus. De momento, no se ha reportado ningún caso dentro del reino, cuyos lugares santos visitan cada año millones de musulmanes de todo el mundo. El vecino Irán, dónde han muerto otras siete personas y se han diagnosticado 106 nuevos casos, ha prohibido la entrada de ciudadanos chinos en el país.

La decisión iraní, anunciada por la agencia estatal de noticias, IRNA, se produce después de que el número de positivos por el patógeno casi se duplicara en las últimas 24 horas hasta 245, de los que han muerto 26. La República Islámica, que tiene buenas relaciones económicas y políticas con Pekín, suspendió los vuelos de pasajeros a China a principios de febrero en un intento de frenar la extensión del virus. Aun así, las autoridades aseguran que algunos hombres de negocios han seguido viajando a través de terceros países.

Entre los nuevos casos conocidos en Irán, el segundo país con más víctimas mortales después de China y el principal foco de infección en Oriente Próximo, se encuentra la vicepresidenta para Asuntos de la Mujer y de la Familia, Masumeh Ebtekar. La política reformista, conocida por haber sido portavoz de los estudiantes que tomaron Embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979, está siendo tratada en su domicilio, según ha informado una relaciones públicas de su oficina citada por el diario Iran.

El mismo periódico también ha informado de la muerte de un antiguo embajador de Irán en Egipto. Ebtekar, que ha recibido el resultado de la prueba este jueves, es la cuarta dirigente iraní diagnosticada con la enfermedad. Con anterioridad, se había informado del contagio de un viceministro de Sanidad y dos diputados.

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