Las flores han formado parte de la alimentación humana a lo largo de toda su historia, aunque a partir del siglo XIX su consumo había decaído. Ahora es fácil encontrarlas otra vez en un plato de un restaurante de moda o en alguna ensalada del lineal de supermercado. ¿Qué nos proporcionan las flores? ¿por qué han vuelto a nuestras mesas?

La respuesta es fácil: su valor estético resulta innegable. Pero más allá de esa función ornamental, las flores comestibles tienen mucho que aportarnos. Descubrámoslo juntos.

The Conversation

¿Qué especies son comestibles?

Las flores que podemos incluir en nuestro menú vienen de muchas plantas procedentes de todo el mundo. Aunque no hay una lista oficial, en las referencias científicas se incluyen hasta 180 especies cuya inocuidad o beneficios terapéuticos están avalados por distintas organizaciones.

Pero no todas las flores que encontramos son comestibles: ciertas variedades pueden ser tóxicas si las ingerimos, y algunas incluso pueden matarnos. Las flores de la digital (Digitalis purpurea) constituyen un buen ejemplo de veneno “bonito”.

Por eso es importante conocer qué flores son seguras para comer. Si no sabemos mucho de botánica, no hay de qué preocuparse: siempre podemos comprarlas en un mercado para evitar posibles intoxicaciones.

¿Qué nutrientes nos aportan?

Todos los alimentos están hechos de dos tipos de nutrientes: los macronutrientes y los micronutrientes.

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