Desde hace ya algunas décadas, el punto G se ha convertido en una suerte de santo grial del placer sexual femenino. Sin embargo, muy poca gente sabría decir cómo es exactamente o con qué estructura anatómica se corresponde realmente.

Algo parecido sucede cuando algunas personas defienden que en el interior del recto masculino existe un elemento análogo, que sería responsable del placer que es posible obtener a través de la estimulación anal. De nuevo, son pocos quienes sabrían identificar exactamente con qué parte de nuestra anatomía se correspondería, si existe, dicho punto.

La controversia del punto G femenino

Las descripciones del punto G en las mujeres (cis), desde el ámbito científico, se han basado principalmente en los reportes de algunas de ellas que dicen sentir un placer especialmente intenso cuando reciben estimulación en un punto determinado del interior de la vagina. En la gran mayoría de los casos, la ubicación es similar: a unos pocos centímetros de la entrada y en la parte anterior, tras el pubis.

El problema llega cuando se intenta describir anatómicamente que es el punto G. Y es que, en principio, no parece haber ninguna estructura anatómica diferenciada que se corresponda con él.

Esto ha provocado siempre una agitada controversia sobre si el famoso punto G existe realmente o no,

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