Fumar es uno de los hábitos más nocivos para la salud que existen, pues el consumo de tabaco es el responsable principal de varios tipos de cáncer (pulmón, lengua, vejiga…) y de enfermedades respiratorias como la EPOC. Además, es perjudicial para la circulación, la salud cardiovascular, la piel, los dientes… Y un largo etcétera que merecería un tema aparte.

Además, es especialmente perjudicial para los más vulnerables, que son los niños y bebés, sobre todo los no nacidos. Y es que, fumar durante el embarazo repercute de manera muy negativa en la salud del bebé, tanto a corto como a largo plazo, pues puede causarle daños que perduren toda la vida. Se calcula que alrededor del 25% de las mujeres en edad fértil fuman, y que, una vez se quedan embarazadas, entre un tercio y una de cada cinco continúa con el hábito durante el embarazo. Y es que, aun que la motivación sea grande, dejar una adicción no siempre es fácil.

¿Qué pasa si fumo durante el embarazo?

El consumo de tabaco durante la gestación incrementa de manera muy significativa los riesgos para la salud del feto, incluso si se deja durante los primeros meses. Lo ideal es se deje el hábito una vez se tenga intención de quedarse embarazada,

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