Café y mollete de lomo en la mesa. Salvador García mostraba ayer con su desayuno confianza ciega en las empresas cárnicas de su pueblo, Benaoján (Málaga), un municipio señalado por la crisis de la listeriosis. Allí se encuentran —cerradas a cal y canto— las instalaciones de Incarybe SL, la empresa productora de la marca La Montonera del Sur por la que Junta de Andalucía decretó el jueves la tercera alerta sanitaria por listeria.

“Sabemos que aquí se hace todo bien”, dice este jubilado, que comparte la mañana con varios amigos en el bar Stop, ubicado en la pedanía Estación de Benaoján, a dos kilómetros del casco urbano de la localidad serrana, que teme por el futuro de la industria cárnica local. Escondida entre montañas de piedra caliza y a un paso de Ronda, alberga a una decena de empresas con cerca de 400 trabajadores directos e indirectos (repartidores, restaurantes, tiendas). La mayor parte, vecinos del pueblo, de 1.488 habitantes, ahora en pie de guerra por una situación que ven injusta. “Esto va a ser la ruina”, denuncian, “van a hundir al pueblo”.

Icarben es la mayor firma local con 70 empleados y una facturación anual de nueve millones de euros. En 2019 la cifra caerá. Desde que saltó la primera alerta sanitaria hace un mes las ventas han desaparecido “casi por completo”, como ha ocurrido al resto del sector local, dice José Antonio Ortiz, portavoz de la firma. Miles de kilos de carne se acumulan en unas instalaciones paradas desde hace días y donde los lotes van caducando.

“La confianza del consumidor es cero. No sabemos cómo vamos a salir de esta”, añade Ortiz mientras explica que cuentan con certificados de calidad y hasta tres niveles de control sanitario: los de la Junta de Andalucía, los suyos propios y los de una auditoría externa. “Es la única forma de dormir bien”, añade. Los contratos de la temporada alta, que empieza ahora, están en el aire. Y los despidos ya planean sobre algunas firmas del municipio.

La alcaldesa de Benaoján,

 » Más información en elpais.es