Los ingenieros hospitalarios, de los que depende la seguridad de las infraestructuras y los aparatos médicos, constituyen un punto negro de la sanidad pública. Cuando acaban su jornada laboral tienen que estar pendientes del teléfono para asegurar el funcionamiento de las instalaciones. Pero en nueve comunidades las guardias localizadas no están reguladas oficialmente, y en algunas, como la valenciana y la Región de Murcia, ni siquiera se pagan, lo que infringe las reglas de jornada y retribución. Portavoces de estos dos últimos gobiernos autonómicos aseguran que trabajan para solucionarlo.

Cuando en un hospital de Murcia o la Comunidad Valenciana hay un solo ingeniero suceden casos como el de Daniel Cózar, que tiene a su cargo el de Elda (Alicante), con 390 camas, y 15 centros de salud: «Yo estoy conectado las 24 horas al día, los 365 días del año. Me llaman de madrugada, estando de vacaciones… en Nochebuena me llamaron porque una fuga de agua había dejado inoperativos cuatro quirófanos. Llevo así 10 años. La mayoría de las incidencias las soluciono telefónicamente, pero tengo que estar siempre disponible y no me pagan por ello. Aguanto por los pacientes. Pienso en alguien al que le tienen que aplazar una operación porque las salas no están en condiciones y sufro».

La situación ha estallado en la Comunidad Valenciana porque nadie cobra las guardias y los ingenieros del General de Alicante, un hospital de 900 camas, decidieron en febrero apagar el móvil a las 15.00 y no atender llamadas fuera del horario laboral. «El tema de conciliación familiar cada vez se hacía más duro. La semana que estabas de guardia no podías salir de la ciudad ni tomarte una caña. El teléfono a veces sonaba de madrugada, despertaba a toda la familia y a veces tenías que estar dos horas hablando. Sin remuneración era imposible seguir», afirma Antonio de Pedro. Otros ingenieros valencianos, de Murcia, pero también de Castilla y León y Cataluña, donde hay profesionales que tampoco cobran, apuntan a la elevada tasa de interinidad de los trabajadores para explicar por qué no hay más plantes.

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