La hospitalización el domingo en Bratislava del primer ministro eslovaco Peter Pellegrini por «una infección aguda del tracto respiratorio superior acompañada de alta temperatura», según confirmaron desde la oficina de su Gobierno, encendió la alarma en aquel país, pero también inquietó en el resto de capitales de la UE. Síntomas que Pellegrini arrastraba desde «hacía dos semanas», compatibles con el COVID-19, y que le pasaron factura días después de compartir muchas horas con los otros líderes europeos en la cumbre sobre el futuro presupuesto que se celebró en Bruselas el jueves y viernes. El propio ministro ha querido zanjar a los rumores y ha desmentido en su cuenta personal de twitter que se encuentre infectado por coronavirus.

I resolutely deny hoax tweets that I have got a coronavirus. A total nonsense.

Peter Pellegrini (@PellegriniP_) February 24, 2020

Los viajes de Borrell

En esa cumbre estuvieron también Ursula von der Leyen, presidenta del Ejecutivo comunitario, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. «Los dos están perfectamente», confirmaron este lunes desde una Comisión Europea que descartó medidas precautorias específicas para Borrell, aludido por un periodista como «el comisario de mayor edad (73 años), que tendría más riesgo» de contraer la enfermedad y que viaja constantemente al exterior.

La Comisión, sí ha aconsejado a sus funcionarios que realicen solo «las misiones que sean esenciales» a China, Macao y Hong Kong y, en términos generales, a todos «evidentemente» se les ofrece la posibilidad de trabajar desde casa a su regreso durante los catorce días recomendados como periodo de cuarentena.

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