El refrán dice “nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Sin embargo, muchas personas tienden a incumplirlo y, por ende, a procrastinar. Este verbo que significa “diferir” o “aplazar” está presente en el día a día de millones de individuos… y tiene consecuencias negativas. Dejar todo para el último momento puede dar lugar a trabajos mal elaborados, a estrés y a ansiedad. Pero si genera problemas, ¿por qué se vuelve a repetir?

Un reportaje del medio especializado en salud Medical News Today ha querido arrojar luz sobre los motivos por los que procrastinamos. En el cerebro está la clave y se requiere de fuerza de voluntad para corregir este mal hábito.

Esto es lo que ocurre en el cerebro cuando procrastinamos

Tal y como señala al medio americano la psicoterapeuta Sharon Greene, el detonante de la procrastinación es la lucha entre el sistema límbico y la corteza prefrontal del cerebro: “El sistema límbico es una parte más mayor del cerebro que es automática y busca placer, así como evitar las cosas que causan aflicción. Por su parte, la corteza prefrontal es una parte más nueva que ayuda a planificar, tomar decisiones y a alcanzar metas a largo plazo. Todos sufrimos en alguna ocasión procrastinación debido al conflicto entre estas dos estructuras de nuestro cerebro”.

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