Las batallas que se ganan contra el cáncer no son exactamente épicas. Frente a una píldora o una combinación de tratamientos que ofreciesen una curación total para la multitud de enfermedades que se engloban bajo el nombre de cáncer, desde hace tiempo se sabe que los avances suelen ser progresivos y se alcanzan en algunos tipos de tumor, por grupos de pacientes y con éxitos que, en muchos casos, son efímeros y requieren un nuevo tratamiento para seguir ganando tiempo.

Loretta Nastoupil, directora del Departamento de Linfoma y Mieloma del Centro para el Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston (EE UU), trabaja con un tipo de terapias que han logrado resultados espectaculares para algunos enfermos de algunos tipos de cáncer. Después de las quimioterapias, que supusieron hace medio siglo una primera fase de tratamientos poco específicos, y los anticuerpos monoclonales, que han permitido bloquear mutaciones concretas, las inmunoterapias, que ayudan al sistema inmune a repeler la progresión del cáncer, han dado esperanzas frente a algunos tumores donde no existían.

Alrededor del 40% de las personas tratadas con CAR-T sobreviven al menos tres años

Las CAR-T, con las que trabaja Nastoupil, que participó recientemente en Valencia en el Congreso Nacional de la Sociedad de Hematología y Hemoterapia, se encuentran entre los más sofisticados de estos tratamientos. La tecnología, que por el momento se emplea en tumores de la sangre como el linfoma o la leucemia, consiste en extraer glóbulos blancos del paciente (linfocitos T) para llevarlos a un laboratorio e introducirles una modificación que les permita reconocer su cáncer específico. Este tipo de tratamientos, como todos los experimentales, se ofrecen solo a personas que no han respondido a los medicamentos convencionales. Alrededor del 40% de estos pacientes que no tenían esperanza se curan con esta inmunoterapia. Nastoupil destaca que hasta la llegada de los CAR-T “no había visto nada tan transformador” porque ahora existe “una posibilidad de curación que antes no existía”.

Por ahora, en España este tratamiento está aprobado para dos tipos de tumores de la sangre poco frecuentes y se podría aplicar a unas 300 personas al año.

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