En el Ministerio de Sanidad todavía no respiran aliviados pero sí que creen que las cosas van por buen camino. Los 17 días de confinamiento del estado de alarma están empezando a tener el efecto deseado sobre la parte más vulnerable del sistema sanitario, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). La temida presión sobre estas unidades, el mayor miedo de los responsables sanitarios del país, está comenzando a rebajarse de forma considerable en los últimos días, alejando así el fantasma de un colapso del sistema asistencial por un aluvión de enfermos graves o el traslado de pacientes entre unas comunidades y otras.

El ministro Salvador Illa, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, y su mano derecha, María José Sierra, evitaron este miércoles echar las campanas al vuelo, pero no pudieron ocultar su optimismo por unas cifras mejores, incluso, de lo que esperaban. En estas unidades había este miércoles 265 pacientes más que el martes. Se trata de una cifra de aumento que no se veía desde hace catorce días. Y lo que es todavía más positivo, este número supone un aumento diario del 4%, el menor de la serie histórica y que eleva a 5.872 el número de personas que han pasado ya por estas unidades intensivistas a cuenta del COVID-19.

¿Cuál es la capacidad real de las UCI españolas frente a la pandemia?

La ralentización de entradas en UCI es evidente, sobre todo en lugares que hasta ahora amenazaban con el colapso, particularmente Madrid. La región contabiliza este miércoles la misma ocupación de este marts, ya que los ingresos han sido compensados con altas y los fallecidos. Cataluña, con un aumento diario de 117 enfermos en UCI, se sitúa ya a la cabeza de España en la ocupación de estas unidades con 1.652 enfermos, aunque la Generalitat afirma poder contar sin problemas con 3.000 camas intensivistas. Ninguna de las otras comunidades autónomas ha superado los 400 pacientes en UCI,

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