Los hospitales de Cataluña están al límite. La Generalitat repite casi a diario que está preparada para evitar el colapso de sus UCI y que no se plantea derivar pacientes a otras comunidades autónomas. Pero de entrada ya está tomando decisiones extremas, como el documento interno que ha distribuido el servicio de emergencias sanitarias, dependiente de la Consejería de Salud, fijando el protocolo sobre qué tienen que hacer los profesionales sanitarios en un momento de falta de camas, de escasez de UCI y de falta de material como ventiladores.

El documento realiza algunas recomendaciones como por ejemplo que se evite ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a pacientes de más de 80 años. En concreto, el documento habla de «evitar ingresos de pacientes con escaso beneficio, ya sea por patologías respiratorias por el Covid-19 u otras patologías que condicionen el estado crítico«. Se trata, en definitiva, de priorizar el ingreso en UCI de aquellos pacientes que tienen más posibilidades de salir adelante. «Las infecciones emergentes ponen muchas veces en juego las capacidades de atención de los sistemas sanitarios, sobre todo cuando el número de pacientes graves o críticos supera o amenaza con superar las capacidades de atención del sistema. Esto hace que sean necesarias medidas», asegura el documento.

Sobre los traslados a los centros desde los domicilios, la guía, recomienda que cuando se aprecie que las medidas terapéuticas pueden no servir para el paciente, es aconsejable dejar al paciente en casa, siempre que se pueda asegurar con la red de atención primaria un seguimiento y se puedan dar cuidados paliativos. A los profesionales sanitarios que acuden con una ambulancia a socorrer a una enfermo en su casa, se les insta a no utilizar el argumento de que «no hay camas para todos» como pretexto para denegar el traslado y que «morir en casa» con curas paliativas según el caso puede ser la «mejor opción»,

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