Los médicos de atención primaria dieron hace un par de semanas un golpe en la mesa para advertir a la Administración de que la presión asistencial en los centros de salud era insostenible. La semana de huelga de los médicos de familia del Instituto Catalán de la Salud (ICS), la gran empresa pública que gestiona ocho hospitales y el 80% de los centros de atención primaria (CAP), ha logrado una inyección de la Administración de 100 millones de euros para reducir las cargas de trabajo y mejorar las condiciones laborales de los profesionales. Sin embargo, esas medidas de alivio aún no han llegado a las consultas y, lejos de mejorar, el paro de cinco días ha conllevado unas agendas disparadas y un incremento de las listas de espera.

Carolina Roser, del sindicato Metges de Catalunya y miembro del comité de huelga que participó en las negociaciones con la Administración admite que la consecuencia más inmediata tras una semana de paros es “un aumento en la lista de espera y más visitas en la agenda y en urgencias”.Precisamente, la limitación de las consultas diarias fue uno de los puntos calientes del conflicto y se resolvió con el compromiso del ICS garantizar un tiempo de visita de 12 minutos por paciente, pero estudiando cada caso de forma particular a partir de un estudio de cargas de trabajo de cada centro. El ente público incorporará, además, 250 nuevos médicos para esponjar las agendas.

En el CAP Numancia de Barcelona, Ruth Curto, responsable de atención ciudadana del centro, coincide en que el lunes después de la huelga “hubo más gente de lo habitual”. Sin embargo, el centro es un caso particular en el contexto de presión asistencial que vive la atención primaria. Curto asegura que la plantilla de 17 médicos del centro hace unas 30 o 32 visitas diarias cada uno y la semana pasada, la mitad de los facultativos tenían huecos libres para dar citas esta semana. “Somos conscientes de que hay CAP dando cita para enero. Pero nosotros hemos trabajado mucho la accesibilidad.

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