El veterinario Manuel Valiente lleva 10 años persiguiendo a una de las mayores asesinas conocidas. Una de cada tres personas que lea estas líneas sufrirá un cáncer a lo largo de su vida, pero más de la mitad se curarán. Lo peor puede llegar si ese tumor primario consigue expandirse a otro órgano, un proceso conocido como metástasis que provoca nueve de cada diez muertes por cáncer, la verdadera asesina de esta enfermedad.
Valiente (Zaragoza, 1980) pasó de intentar curar animales en una clínica veterinaria a especializarse en neurociencia. Su objetivo era entender la compleja migración de células para formar la corteza cerebral, la capa más externa del encéfalo donde reside toda la complejidad de la mente humana. “Cuando nacemos nuestro cerebro aún está en movimiento; muchas células se están desplazando para crear los circuitos neuronales. Nosotros veíamos cómo las células nacen en una parte del cerebro y acaban viajando hasta la corteza, lo que es esencial para que haya una conexión neuronal adecuada”, explica Valiente, quien después se trasladó al Sloan Memorial Cancer Center de Nueva York para trabajar junto a Joan Massagué en el estudio de otra migración: la de las células del cáncer por el torrente sanguíneo en busca de un nuevo órgano en el que asentarse y causar metástasis.
Valiente regresó a España en 2015 para dirigir su propio grupo de investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Tras casi cinco años de duro trabajo acaba de recibir una prestigiosa beca del Consejo Europeo de Investigación por valor de dos millones de euros para intentar que el cáncer no pueda entrar en el cerebro y causar metástasis, algo que en la actualidad le pasa hasta al 30% de personas con cáncer, especialmente a las que sufren tumores primarios de pulmón, mama y piel.
“La metástasis cerebral se considera una sentencia de muerte”, explica el científico. “Hasta se excluye a estos pacientes de muchos ensayos clínicos porque tienen peor pronóstico y más riesgo de que el tratamiento falle. Debido a esto ni siquiera sabemos si los medicamentos contra el cáncer que han llegado al mercado en los últimos 20 años funcionan contra la metástasis cerebral”,