La muerte no es una democracia que iguala a todas las personas. La muerte es, muy al contrario, la peor de las desigualdades. Y el nuevo Atlas Nacional de Mortalidad en España, que explora casi 10 millones de fallecimientos entre 1989 y 2014, revela “diferencias geográficas muy importantes”, según alerta el estadístico Miguel Ángel Martínez Beneito, autor principal del trabajo, el más detallado hasta la fecha.

El mapa representa el riesgo de muerte en cada municipio por 74 causas. Por ejemplo, Madrid tiene un riesgo de fallecer por neumonía que es un 43% superior a lo que sería esperable según el promedio español, mientras que el de Salamanca es un 30% menor que la referencia nacional. Las cifras son una estimación a partir de las muertes registradas en cada localidad y sus alrededores, ajustada teniendo en cuenta la edad de cada población. La información que se muestra indica riesgos relativos, no absolutos. El riesgo de fallecer por una enfermedad inusual puede ser cuatro veces mayor en un pueblo que en otro y seguir siendo un riesgo bajo.

“Vemos una mortalidad en el sur superior a la que se observa en el norte de España. Esto refleja, en parte, la desigualdad socioeconómica”, explica Martínez Beneito, que ha realizado el trabajo al mando de un equipo de la Fundación Fisabio y la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat Valenciana. Un ejemplo de estas disparidades es la diabetes, una enfermedad asociada a la comida basura cuyo riesgo va ascendiendo escandalosamente desde el norte hacia el sur. Las provincias con más riesgo son Tenerife, Sevilla, Cádiz y el resto de andaluzas. Canarias es la comunidad con más población obesa.

“Con el atlas también podemos visualizar fenómenos de tipo más laboral, como el exceso de mortalidad por ciertas enfermedades respiratorias en las zonas aledañas a las regiones mineras de España”, subraya Martínez Beneito, recién incorporado a la Universidad de Valencia. En la cuenca minera asturiana se encuentran varios municipios donde existe un alto riesgo de muerte en los hombres por enfermedades de las vías respiratorias y por cáncer de esófago y de laringe,

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