Se ha difundido mucho la idea de que uno debe perseguir sus sueños, y que la clave para convertirlos en realidad es perseverar, es decir, empeñarse sistemáticamente y sin desfallecer hasta conseguirlo. De esto se deduce que si no se han logrado es porque uno no se ha esforzado lo suficiente. Esta corriente toma forma en consejos del tipo visualiza tu sueño, conviértelo en un deseo ardiente, si quieres puedes, mantente motivado, revisa tu progreso, no debes desistir, haz los sacrificios necesarios… a los que se añade que disfrutes del viaje. Pero, ¿cómo?, imposible disfrutar con tanto esfuerzo y exigencia.

Todas estas directrices vienen a decir que no hagas caso de tus emociones ni de las circunstancias que te rodean, te cueste lo que te cueste, empéñate hasta que consigas tu objetivo, vive para conseguir las metas…, y ya serás feliz al final. Pero con este planteamiento es imposible alcanzar el bienestar o la felicidad, ni aún consiguiendo los objetivos perseguidos, pues esta forma de proceder deteriora emocionalmente y tiene efectos psicológicos perjudiciales.

Ni empeñarse ni resignarse, aprender es la clave

Después de tantos mensajes positivos para lograr la felicidad, muchas personas están frustradas por tratar de ser feliz todo el tiempo por seguir consejos ineficaces, basados en la autoexigencia y el tesón. Como reacción, está comenzando a tomar forma una corriente opuesta que aboga por abandonar estas aspiraciones «para poder estar tranquilo», alegando que el ser humano no está capacitado para ser feliz, con argumentos superficiales y poco elaborados. Esto también es un error.

Cuando un ser humano se aferra a sus metas y sueños, e intenta que sus aspiraciones prevalezcan sobre la realidad, acaba sufriendo, pues no se puede lograr bienestar fuera de la realidad. Por tanto, la mejor manera de encaminarse hacia la felicidad, o de encontrar un medio de vida que te permita obtener lo que necesitas, o de hacer una actividad que te satisfaga y desarrollar tus cualidades, no es ponerse un objetivo y luchar por conseguirlo a cualquier precio. ¿Quiere decir esto que es mejor resignarse?

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