Uno de los mitos más extendidos entre los padres y madres primerizos es que el intenso frío o una mojadura bajo la lluvia han provocado el catarro que afecta su hijo. Esto no es del todo cierto. En realidad, el resfriado común surge por la exposición a un virus -existen más de 200 tipos diferentes relacionados con el catarro, pero los más habituales son los rinovirus-, que se transmite de una persona infectada a otra sana, a través de las secreciones de las vías respiratorias. Y con el frío, disminuyen y se contraen los cilios de la mucosa nasal, que nos protegían frente a los gérmenes transmitidos por vía aérea. Así que el frío influye en el catarro, pero no tanto. Entonces, ¿cómo podemos prevenir el resfriado en niños?

En el caso de niños mayores de dos años conviene asumir que son propensos a resfriarse (porque aún están desarrollando su sistema inmunológico y el catarro llegará antes o después). De este modo, las defensas pueden aprender y crear memoria para saber cómo protegerse en posteriores posibles catarros. Si juegan o interaccionan con otros niños en la guardería o el colegio, ya están expuestos a oleadas de virus a lo largo de todo el año, no solo en invierno. Intercambian juguetes, tosen, se abrazan, comparten objetos… un estornudo inicial es suficiente para que toda la clase, incluido el maestro, acabe con obstrucción nasal, mucosidad, tos, fiebre, malestar general o dolor de garganta.

Recomendaciones para prevenir el resfriado en niños

Los niños, al tener el sistema inmunológico menos desarrollado, pueden llegar a pasar por resfriados cinco o seis veces al año. Existe, sin embargo, una serie de medidas que podemos enseñar a los más pequeños y extender a toda la familia para evitar el contagio.

Lavarse las manos, como mínimo cinco veces al día, con agua y jabón y durante 15 segundos, es una de las formas para evitar la transmisión del virus, si hemos tocado el pomo de una puerta o el juguete donde previamente una persona acatarrada ha tosido o estornudado. También ayuda no compartir objetos personales como toallas o vajilla: el inocente gesto de dar a probar una cucharada de sopa con la misma cuchara ya abre las puertas al virus.

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