Cada año, cuando comienza la temporada de gripe, insisten en vacunarnos otra vez contra el virus. Cada temporada una vacuna nueva. Pero, ¿por qué tenemos que revacunarnos? ¿Por qué no hay una vacuna contra la gripe que sirva para siempre? ¡Seguro que es un truco de las grandes compañías farmacéuticas para sacarnos más dinero!

Pues va a ser que no. La razón por la que necesitamos una vacuna nueva cada temporada es porque circulan nuevos virus, diferentes. Una vacuna que protege contra las cepas pasadas no confiere protección contra las actuales. Esto es así porque las vacunas actuales induce la producción de anticuerpos que reconocen la parte variable del virus.

Desde hace décadas los científicos trabajan en desarrollar una vacuna universal contra la gripe, que proteja durante al menos varios años. Pero desarrollar una nueva vacuna lleva mucho tiempo. Existen varios candidatos que ya están en distintas fases de ensayos clínicos. Estos generan inmunidad frente a partes menos variables, más conservadas entre las distintas cepas del virus. Veamos algunas de ellas.

El virus de la gripe tiene unas proteínas en su superficie con forma de chupachups, la hemaglutinina, que ayuda al virus a entrar en la célula. Está formada por una cabeza muy variable y un tallo o palito muy conservado entre los distintos tipos de virus. La mayoría de las vacunas intentan bloquear esta proteína.

Las vacunas actuales inducen anticuerpos frente a la parte variable, el caramelo, pero algunos prototipos de vacunas universales se dirigen hacia el palito, que es común a la mayoría de los virus.

Vacunas ‘quiméricas’

Es el caso de la vacuna con proteínas quiméricas que desarrolla GlaxoSmithKline. Está compuesta por una cabeza que proviene de un virus de la gripe de aves, y el palito común que proviene de un virus de la gripe A humana del tipo H1 o H3. Cuando inmunizan animales con esta vacuna se producen más anticuerpos frente al tallo común que frente a la cabeza variable.

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