La epidemia de ébola que azota al noreste de la República Democrática del Congo (RDC), la segunda peor de toda la historia, cumple un año y continúa fuera de control, alcanzando ya los 2.700 contagios y los 1.800 muertos. La aparición este martes de un segundo y preocupante caso en Goma, la ciudad más importante y poblada de la región, ha disparado aún más la inquietud respecto a una posible expansión regional del brote. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Gobierno congoleño se preparan ya para probar en los próximos meses una segunda vacuna que proteja a más personas y cree un segundo muro de contención.

Uno de los ejes de la respuesta frente a esta epidemia ha sido la utilización, desde el primer momento, de la vacuna rVSV-ZEBOV. Fabricada por la empresa Merck y ya probada en Guinea en el brote de 2014-2016, los expertos están muy satisfechos de su eficacia, que sitúan en torno a un 93%, pese a que aún está en fase experimental. Sin embargo, su aplicación en el noreste de la RDC a contactos de personas enfermas, contactos de contactos y a personal médico y de primera línea no está consiguiendo frenar la expansión del virus. La principal razón es que en un contexto de violencia, desconfianza y movilidad de la población, el seguimiento de contactos ha presentado numerosas fallas.

El epicentro de la epidemia se encuentra en la actualidad en la ciudad de Beni y los pueblos de alrededor, donde se detectó en agosto de 2018. Sin embargo, la mayor parte de los casos a lo largo de este año proceden de Butembo. Los violentos ataques a los centros de tratamiento de esta última ciudad y de Katwa en marzo y el asesinato del médico camerunés Richard Mouzoko en abril por parte de hombres armados ponen de manifiesto el clima de violencia y rechazo en que se ha desplegado la respuesta frente a la epidemia. Los esfuerzos en materia de sensibilización e implicación de las comunidades han ido superando las barreras iniciales,

 » Más información en elpais.es