Ángel Hernández y Marcos Hourmann en el debate. En vídeo, declaraciones del primero. FOTO: J.P. Gandúl (EFE) | VÍDEO: EUROPA PRESS

Ángel Hernández, el hombre que ayudó a morir a su esposa enferma terminal María José Carrasco a principios de abril, se ha mostrado muy satisfecho con la decisión de la titular del juzgado de violencia de género número 5 de Madrid, Begoña López Anguita, de rechazar este miércoles hacerse cargo de su caso. Según ha señalado la magistrada en su auto, la existencia de “una petición expresa, seria e inequívoca de la mujer para que la ayudasen a morir” excluye su competencia. “Los juzgados de violencia de género son una institución fundamental para luchar contra el machismo, no se pueden mezclar con la eutanasia”, ha afirmado Hernández durante una mesa redonda sobre el derecho a morir que se ha celebrado esta mañana en el Teatro del Barrio (Madrid). 

Hernández se ha enterado por los medios de comunicación de la inhibición de la magistrada y no ha podido ocultar su alivio durante el coloquio. Ha contado anécdotas y ha recordado el humor de su mujer ante la enfermedad y la muerte. Durante su intervención ha pedido a los familiares y personas cercanas a un paciente que quiera fallecer que no repitan lo que él hizo, pero que les acompañen y den cariño hasta el final.”La acción de Ángel es un punto de inflexión. Es una hipocresía que la gente tenga que practicar el derecho a morir dignamente de manera clandestina”, ha dicho Fernando Marín, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente. 

A pesar de la decisión de la juez, Hernández todavía se enfrenta a ser condenado por haber ayudado a su mujer a poner fin a su vida. “No tengo miedo de lo que me pueda pasar, pero no soy un mártir y no quiero ir a la cárcel. La decisión de ayudar a MaríaJosé la medité mucho”, ha explicado Hernández, que ha insistido en que no solo hay que despenalizar la eutanasia, sino eliminar el artículo 143 del Código Penal,

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