El idioma francés nos ha dejado el florido concepto de L’appel du vide, algo así como ‘la llamada del vacío’. Es probable que lo hayas experimentado: hace referencia a un impulso fugaz, a la fantasía de saltar que surge, a veces, al asomarnos de grandes alturas.

Este fenómeno es quizás el ejemplo más poético de algo con lo que casi todas las personas lidiamos: los pensamientos intrusivos. Muchas veces, la mayoría, pasan por nuestra cabeza sin que les demos mayor importancia, e incluso los olvidamos en el momento en el que algo más mundano llama nuestra atención. Para algunas personas, no obstante, pueden resultar ubicuos, perturbadores e incluso martirizantes; y es que cuando cobran esa fuerza pueden ser incluso un elemento central en muchos problemas de salud mental.

«El cerebro está siempre en constante producción»

«Las personas podemos llegar a experimentar miles de pensamientos al día. De hecho, se ha llegado a estudiar que podemos tener cerca de 60.000 aproximadamente», explica a 20minutos psicólogo especializado en neurociencia y en trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y trastornos de ansiedad (en los que, como veremos, los pensamientos intrusivos son un elemento importante). «Nuestra rutina está habitada por una inmensa variedad de divagaciones y rumiaciones irrelevantes para nuestro funcionamiento práctico y cotidiano. No todos los pensamientos tienen una funcionalidad concreta»,

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