Las modificaciones en los patrones del estilo de vida se asocian directamente con los cambios determinantes en las puntuaciones del índice de masa corporal (IMC) en la primera infancia. Esta es una de las principales conclusiones de un reciente estudio llevado a cabo por investigadores australianos, publicado en Obesity, en el que utilizan por primera vez un modelo de trayectorias múltiples para examinar esta relación.

Así, los expertos subrayan que el índice de masa corporal (IMC) materno antes del embarazo, el patrón dietético y el tiempo de visualización de la televisión son «determinantes significativos» a la hora de establecer una relación con las puntuaciones de IMC en las primeras etapas de la vida y el futuro desarrollo de obesidad en los niños.

Los estudios longitudinales que analizan la relación entre los hábitos saludables y la obesidad en niños son escasos, destacan los investigadores, a pesar de que en estudios transversales sí se ha observado esta asociación.

Para llevar a cabo esta investigación, se utilizaron datos de 439 niños del programa Melbourne Feeding Activity and Nutrition Trial (InFANT) en una cohorte longitudinal que comenzó en 2008 como un ensayo controlado aleatorio por grupos de 15 meses. Así, como recogen en Infosalus, el objetivo era «reducir las conductas de riesgo de obesidad en los niños hasta los 18 meses«,

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