Las enfermedades cardiovasculares son actualmente la principal causa de mortalidad en el mundo, y entre ellas una de las más graves es el ictus o accidente cardiovascular. Cada año, se estima que unos 15 millones de personas en todo el mundo sufren un episodio de este tipo, lo que causa cinco millones de muertes y deja a otros cinco millones de personas con discapacidades permanentes.

El desenlace tras un ictus depende en gran medida de lo pronto que el paciente reciba tratamiento, por lo que predecir el riesgo de las personas se convierte en una herramienta fundamental para incrementar la vigilancia.

Una radiografía como todo input

Así, tal y como recoge el portal de noticias médicas MedicalNewsToday, recientemente un grupo de investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) ha desarrollado un modelo de aprendizaje profundo que usa una inteligencia artificial y una sola radiografía torácica para predecir el riesgo del paciente a 10 años de morir de ictus o ataque cardíaco.

El sistema se basa en el hecho de que, en contra de lo que a veces se cree, las radiografías sirven para ver mucho más que los huesos de una persona. En una radiografía del pecho, por ejemplo, se pueden ver órganos como los pulmones o el corazón,

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