El reflujo es algo muy común en los bebés, de hecho, hasta la mitad de lactantes menores de un año suelen regurgitar. No es un problema grave y, en general se suele resolver cuando el niño crece, pero puede ocasionar molestias que hacen que el bebé se sienta incómodo

Cuando un bebé tiene reflujo y regurgita a menudo, una de las principales preocupaciones de los padres es cómo acostarlo, pues pasar mucho tiempo tumbados, como es caso de los bebés más pequeños, empeora los síntomas.

El reflujo es la vuelta hacia el esófago, o incluso la boca, del contenido del estómago, lo que a veces produce regurgitaciones o vómitos. Es tan frecuente entre los bebés porque en muchos de ellos, el anillo de músculos entre el esófago y el estómago, el esfínter del esófago, no ha madurado por completo. No tiene fuerza para cerrarse correctamente y el contenido del estómago tiende a subir hacia el esófago e incluso a salir al exterior de la boca, algo que, en el caso de los bebés se agrava porque su alimentación es líquida y porque pasan mucho tiempo acostados. Al ser un problema de madurez, es más frecuente en bebés que han nacido prematuramente.

En la mayoría de los casos no se trata de un problema grave y se resuelve al cabo del tiempo,

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