La oposición al aborto es tan intensa que incluso cuando las mujeres tienen el derecho legal de interrumpir su embarazo, puede ser extremadamente difícil acceder a los servicios necesarios. Sin embargo, peor que aquello, es el hecho que los opositores tienden a ignorar las carencias que conducen a las mujeres hasta el punto en que buscan un aborto.

Desde un punto de vista moral, se debe defender firmemente el respeto a la libertad personal y autonomía corporal de una mujer, en lugar de obligarla a poner en riesgo su salud o su bienestar al llevar a término un embarazo no deseado o peligroso. Sin embargo, teniendo en cuenta cuan plagado de información errónea están los debates a menudo no conducen a ningún lugar, a menos que, en primer lugar y ante todo, ellos enmarquen al aborto como un asunto de salud.

Consideremos el caso de Kenia. A pesar de tener una de las leyes sobre el aborto más progresistas de África, según la cual una mujer tiene derecho a interrumpir un embarazo si “hay la necesidad de un tratamiento de emergencia, o si la vida o la salud de la madre corre peligro, o si lo permite cualquier otra ley escrita”, la oposición imperecedera al esta intervención ha socavado la implementación de la mencionada ley.

Sin embargo, está bien documentado que ilegalizar el aborto no acaba con la práctica. Por el contrario, cuando las autoridades encarcelan a alguien de quien se rumorea que practica abortos seguros, como ocurre en Kenia, las mujeres terminan recurriendo a proveedores que utilizan métodos altamente peligrosos para llevar a cabo dicha tarea. Por ejemplo, aquellos que perforan los úteros de las mujeres con objetos afilados, se sientan en los vientres para expulsar al feto, y recetan brebajes inseguros.

Para evitar los servicios de estos proveedores clandestinos, las mujeres intentan inducir abortos ingiriendo grandes cantidades de analgésicos o envenenándose con detergentes. Algunas mueren; otras pierden sus úteros, e incluso otras quedan lidiando con complicaciones, como por ejemplo las fístulas cervicovaginales.

Después de estar años trabajando en salud reproductiva,

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