El monóxido de carbono es un gas completamente silencioso y por eso no somos capaces de ver el peligro que representa. La mayor parte de las intoxicaciones por este gas ocurren en los hogares y están relacionadas con actividades cotidianas, como el uso de la calefacción.

Las características de este gas, inodoro e incoloro, lo convierten en la conocida como muerte dulce, ya que su inhalación puede provocar la muerte en cuestión de minutos. El monóxido de carbono se encuentra en «los gases producidos por calderas, calentadores de queroseno, estufas, lámparas portátiles o faroles, estufas de gas, generadores portátiles, o en la quema de carbón o madera», explican en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Este gas puede acumularse en espacios cerrados o semicerrados, y cualquier persona o animal que lo inhale durante unos minutos puede intoxicarse e incluso fallecer. Pero, ¿cómo reconocer esta intoxicación? ¿Cuáles son los signos de alarma? Como detallan en los CDC, los síntomas más frecuentes de la intoxicación por monóxido de carbono son:

Al notar los primeros síntomas que podrían indicar un envenenamiento por monóxido de carbono, lo primero que hay que hacer es respirar aire fresco de forma inmediata. «Abra puertas y ventanas,

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