Está demostrado que cuando las personas, como seres sociales, comen acompañados, ingieren una mayor cantidad de alimentos y, además, los disfrutan más. De hecho, solamente hay que fijarse en las reuniones familiares o de amigos, cuando los comensales disfrutan de copiosos banquetes, algo que no se suele hacer comiendo solo.

Por ello, un estudio llevado a cabo por investigadores de Universidad de Nagoya, en Japón, demuestra que este mismo principio se da cuando la persona come sola, pero viéndose comer a sí misma a través de un espejo.

La investigación, publicada en APA PsycNET, plataforma desarrollada por la American Psychological Association (APA), habla sobre la facilitación social de la alimentación, que se puede reproducir en ausencia de otros individuos, usando un espejo.

En el estudio participaron un total de 16 adultos de entre 65 y 74 años, que comieron palomitas de maíz solos frente al espejo, dándoles así la información visual objetiva de un comportamiento alimentario y elaborando encuestas previas y posteriores a la degustación.

Este estudio concluyó que los participantes calificaron la comida como de mejor sabor frente a un espejo que refleja información visual de ellos mismos: «Las palomitas de maíz sabían mejor y se consumían más cuando los participantes probaban las palomitas de maíz solas frente a un espejo que frente a un monitor que reflejaba la pared»,

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