La ciudad de Wuhan amanecerá este viernes sin transporte público, una decisión con la que las autoridades chinas intentan frenar la expansión del coronavirus que hasta ahora ha causado 17 muertos en la región. Además, se ha pedido a la población que no abandone la urbe, capital de la provincia de Hubei e importante centro industrial que concentra a unos once millones de habitantes. Allí se originó una epidemia cuyo número de infectados ha crecido de forma exponencial desde que comenzó el año. Este jueves llegó a los 543. De ellos, 71 están graves y 24, en estado crítico.
Los responsables de la Comisión Nacional de Salud reconocieron su preocupación por las posibles mutaciones que pueda sufrir el virus, conocido como 2019 nCoV. «Hay riesgo de que su expansión se agudice», reconoció el director ejecutivo de la Comisión, Li Bin. Esa transformación podría incrementar tanto su tasa de mortalidad como la facilidad con la que se contagia.
Más optimista en sus declaraciones a la agencia oficial Xinhua fue Zhong Nanshan, uno de los expertos que determinan los pasos que está dando China. «El brote actual se centra en la ciudad de Wuhan y solo aparece de forma esporádica en otros lugares, por lo que consideramos que es una epidemia regional», explicó, justificando que el gigante asiático haya declarado la alerta de categoría B y no la más seria, la de categoría A.
No obstante, este jueves tanto Hong Kong como Macao se sumaron a la lista de territorios en los que se han detectado infecciones. En Tailandia hay confirmados cuatro casos, mientras que en Japón, Corea del Sur, Taiwán y Estados Unidos tienen uno cada país. Corea del Norte cerró sus fronteras y en México se investiga un caso potencial. Las autoridades sanitarias europeas creen que el riesgo de importar casos del coronavirus a Europa es «moderado», pero algunos gobiernos,