El cuello es una estructura en las que confluyen muchos tejidos distintos, desde huesos y músculos, hasta la laringe, la faringe, la tiroides, la tráquea, varios ganglios linfáticos, la médula espinal… Además, es una zona del cuerpo muy propensa a sobrecargarse debido a malas posturas, el estrés o a cargar peso de manera incorrecta.

Viendo todo lo que ocurre alrededor de nuestro cuello, no es de extrañar que sea bastante habitual que presentemos molestias en esta zona de nuestro cuerpo, ya sea en forma de dolor, rigidez o bultos y protuberancias. Aunque en la mayoría de las ocasiones se deberán a causas comunes y /o benignas, en otras pueden esconder otras más graves. Veamos las causas más frecuentes de bultos en el cuello y cómo diferenciarlas.

Ganglios inflamados

Tener los ganglios inflamados (adenopatías) es bastante habitual, especialmente en los niños. La causa más común de la inflamación de los ganglios del cuello son las infecciones en la zona, especialmente la faringitis, la amigdalitis, infecciones de oído, en la piel, boca, glándulas salivares… Cuando se trata de infecciones, y además bacterianas, suelen mejorar rápidamente con antibióticos y antiinflamatorios. Los ganglios también son blandos, dolorosos al tacto y móviles. En caso de que no desaparezcan a las pocas semanas, sean rígidos, estén inflamados otros ganglios cercanos,

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