Los virus, esos grandes desconocidos para la mayoría de la sociedad, han adquirido una extraordinaria relevancia y una muy mala reputación en apenas unos días. No obstante, estos microorganismos juegan un papel esencial en los procesos evolutivos que han permitido la vida tal y como la conocemos.

Desde un punto de vista antropocéntrico, todos los virus no son indeseables. Muchos de ellos son de gran utilidad e incluso pueden contribuir a la lucha contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad conocida como COVID-19.

Virus de insectos con múltiples aplicaciones

Los baculovirus son virus de ADN que infectan exclusivamente a insectos, principalmente polillas y mariposas. Hasta la fecha se han descrito más de 1.000 especies distintas.

Estos virus son muy específicos y cada especie infecta solo a una o muy pocas especies de insectos. Esto ha permitido que algunos baculovirus se empleen en la actualidad como bioinsecticidas para el control de plagas agrícolas y se han convertido en un elemento clave en la reducción del uso de insecticidas químicos.

Los baculovirus se encuentran en la naturaleza en forma de «cuerpo de oclusión» que engloba y protege de la temperatura y radiaciones solares sus viriones o partículas infectivas.

Fue a mediados de los años 80 cuando se generaron los primeros baculovirus recombinantes que permitieron el desarrollo y la expansión de sistemas de expresión de proteínas recombinantes mediante baculovirus.

En la actualidad, los sistemas más utilizados se basan en el baculovirus de la polilla Autografa califórnica y que es conocido como AcMNPV. Una vez introducido el gen o genes de interés en el genoma del virus, este se puede utilizar para infectar células de insectos y producir grandes cantidades de las proteínas de interés.

Estos virus también se pueden emplear en la infección de orugas de ciertos insectos y aumentar considerablemente el rendimiento en la producción de la proteína.

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