MERCEDES BORJA

  • Una mala alimentación durante la gestación puede tener consecuencias negativas para el feto y para la madre.

Embarazo y alimentación

Alimentarse bien es vital durante toda la vida, pero hay periodos en los que es aún más imprescindible, como es el caso del embarazo. Una mala alimentación durante los nueve meses de gestación puede tener consecuencias negativas tanto para el feto como para la madre. Pero esto se puede evitar siguiendo unas sencillas pautas, además, por supuesto, de las recomendaciones del médico durante todo el periodo.

Cómo debe ser la dieta durante el embarazo

Al igual que durante el resto de nuestra vida, la dieta durante el embarazo debe ser equilibrada y variada, una dieta que contenga todos lo nutrientes esenciales para el correcto desarrollo del feto y libre de alimentos perjudiciales, como grasas saturadas o azúcares. Además, este periodo requiere de algunas necesidades nutricionales específicas:

  • Se debe evitar el déficit de ácido fólico —vitamina B9—, yodo y vitamina B12. El ácido fólico es esencial para la formación del tubo neural, y su déficit puede provocar malformaciones tan peligrosas como la espina bífida. Es por eso, que además de tomar alimentos ricos en ácido fólico, como verduras de hoja verde, espárragos, frutas o alimentos integrales, las mujeres embarazadas tomen un suplemento incluso antes de quedarse de concebir. Otra vitamina importante es la vitamina B12, por lo que las madres, sobre todo si son vegetarianas, deberán vigilar que no hayA déficits. Además, el yodo es esencial para el desarrollo neurológico del niño, por lo que para evitar su déficit es esencial tomar sal yodada, pescado y algún suplemento. Los de ácido fólico, B12 y yodo suelen venir juntos en varios preparados.
  • La dieta debe ser rica en proteínas, responsables, entre otras cosas, de la formación y la reparación de los tejidos. Las necesidades de proteínas se elevan sobre todo a partir del cuarto mes. Para obtenerlos, hay que ingerir pescado, carne, legumbres, lácteos, huevos y frutos secos.
  • Durante el embarazo aumentan las necesidades de hierro, calcio y otras vitaminas. Para compensar la demanda, se puede aumentar el consumo de lácteos y frutos secos, frutas y verduras, hidratos de carbono complejos y alimentos ricos en hierro, como legumbres, carnes rojas -con moderación- o mejillones.
  • Tomar grasas saludables, como aceite de oliva,

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