Adele siempre ha sido una mujer discreta pero ahora, a sus 31 años, parece más misteriosa que nunca. La intérprete británica apenas da pistas acerca de su trabajo, su vida o sus planes, ni en la prensa ni en sus propias redes sociales. Sin embargo, mediante las escasas imágenes que publica y las informaciones que da, deja entrever que está viviendo una revolución en lo personal. En lo profesional, las noticias se prevén para dentro de poco, cuando los expertos auguran que lanzará nuevo disco.

Pero ahora Adele está centrada en ella misma. En su salud y su bienestar, en recuperarse tras su separación de Simon Konecki tras siete años de relación, en divertirse. La intérprete de Hello y Rolling in the deep ha arrancado el año en la isla de Anguila, en el Caribe, donde ha sido fotografiada por distintos turistas. Allí se la ha podido ver junto al presentador y actor James Corden y el cantante Harry Styles, entre otros amigos.

Una de las personas que la vio, una joven estudiante, ha contado a la revista estadounidense Us Weekly como, en realidad, trataba de hacerse una fotografía junto a Styles cuando se dio cuenta de que la mujer que estaba en su grupo era Adele. Conocida por su cercanía y simpatía, la británica hizo gala de ello y empezó a hablar con la joven y sus amigos. «Cuando se presentó y empezó a preguntarnos sobre nosotros y qué tal iban nuestras vacaciones en Anguila, me disculpé por no haberla reconocido en el momento y ella contestó: ‘No te preocupes, he perdido como 100 libras», es decir, más de 45 kilos. «Le dijimos que estaba muy guapa. Parecía muy relajada, muy feliz, disfrutando de sus vacaciones. Ya no hablamos sobre cómo había perdido ese peso», explica la estudiante. Otra fan de la cantante que también habló con ella en la isla afirma que les contó que había sido «una experiencia increíblemente positiva».

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