La enfermera madrileña Natalia Lorente lleva casi 20 años rodeada de sangre. La saca a diario en el hospital Gregorio Marañón, donde intenta que las reservas del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid estén siempre en verde, repletas para salvar vidas. A quien se acerca le extrae 450 mililitros. “No llega al medio litro”, dice con socarronería delante del marcador que cuenta el goteo de donantes. Necesitan 200 por semana, pero este viernes faltan 90. Lorente, de 43 años, asegura que en el día a día les cuesta cumplir el objetivo porque falta cultura de la donación. Aunque no cree que los madrileños sean insolidarios. Y enseguida se acuerda del 11-M: “Fue brutal. A la hora del atentado ya había gente rodeando el centro de transfusión que aguantó estoicamente hasta que les dijimos: ‘Idos, que no necesitamos más”.

¿Por qué no se dona con más asiduidad?

Hay gente que se piensa que esto es como una operación a corazón abierto. Aquí vienen alumnos voluntarios de 4º de la ESO del programa Empresa y cuando les explicas cómo funciona la donación te dicen: “Pero si es muy fácil”. Y algunos se preguntan por qué sus padres no donan.

Pues aproveche para explicarlo. ¿Cómo funciona la donación?

Primero se recibe al donante en la sala, donde tienen que rellenar un cuestionario. Luego se le extrae la sangre y se envía al centro de transfusión; allí se gestiona toda la sangre de Madrid, aunque luego nos traen la que necesitamos. También intentamos captar nuevos donantes.

Requisitos para donar sangre

Hay que tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y acudir a donar sin estar en ayunas —entre otros requisitos—, porque debido la cantidad de sangre que se extrae, se puede provocar una anemia en quienes pesen menos, según el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid.

¿De qué manera?

Vamos por las habitaciones informando; le recuerdas que estamos en el Gregorio Marañón desde las 8.00 hasta las 22.00 y que abrimos los sábados.

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