La primera idea sobre el Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud, entonces Campus de la Salud, salió de la cabeza y del despacho de Pascual Rivas en 1991. El entonces rector de la Universidad de Granada buscaba crear un “complejo hospitalario, sanitario y de investigación” capaz de convertirse en un referente en el “arco mediterráneo”. Trece años después, en mayo de 2004, Alfredo Berzal entraba por la puerta del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neira como su director. El Instituto era el segundo edificio en pie en el Campus. Hoy, 28 años después de aquella primera idea, el conocido como PTS es un espacio volcado en las ciencias de la vida y la salud en tres ramas, la docente, la sanitaria y la de investigación y desarrollo.
Llegar al centro en aquel momento, explica Berzal, era una heroicidad. “En el campus lo que había eran caminos de tierra y polvo, no estaba conectada con la autovía y no existía la carretera de Armilla”. En realidad, sabían a donde iban. El López Neira estaba en la ciudad y el centro se había quedado pequeño. El CSIC, de donde depende el López Neira, había decidido apostar por el campus de la Salud y ese era el precio. Llegar los segundos era llegar cuando no había las infraestructuras necesarias. Quince años después, Berzal, investigador centrado en virología molecular, sigue investigando allí aunque ya no es el director. “Ni siquiera sabíamos qué iba a ser exactamente el PTS, pero era atractiva la idea de un núcleo de investigación biomédica”, explica Berzal. Berzal reconoce, no obstante, que el déficit del PTS es la dificultad de crear sinergias o espacios comunes entre las distintas empresas e instituciones allí instaladas.
La precariedad del 2004 ha cambiado radicalmente. El PTS es un espacio pujante en lo académico, con la Facultad de Medicina y de Ciencias de la Salud de la UGR allí, en la investigación, con varias decenas de empresas de I D en salud, en desarrollo empresarial, con varios centros de producción industrial de material relacionado con la salud,