Media hora de atención a las noticias puede empujar a cualquiera a la misantropía y la desesperación. Las personas son egoístas y estúpidas y en la vida queda poco más que ponerse a cubierto. Sin embargo, la vida real está llena de motivos para matizar el dramatismo y existen algunos lugares en los que hasta el más cauto puede dejarse llevar por el optimismo. Uno de esos sitios fue hace unos días Murcia. En una ciudad recién castigada por las lluvias torrenciales que azuzaron una solidaridad excepcional, se reunieron los coordinadores de trasplante de los hospitales españoles en su congreso nacional. En su edición número 34 tuvieron la oportunidad de conocer los últimos avances de una disciplina que hoy es ya uno de los tópicos positivos de España.

Cuenta Rosario Pérez Beltrán que hoy la conciencia en torno a la donación es enorme, pero que no siempre fue así. “Hace años, te acercabas a una persona a la que se le acababa de morir un familiar y te podían mirar mal y decir que no era el momento”, explica la coordinadora de trasplantes del hospital de Basurto, en Bilbao. Ahora, se dan casos en los que, por no haber aceptado la muerte de ese familiar, se produce un rechazo, pero no es lo más normal. Cerca del 90% aceptan donar y España lidera gran parte de los indicadores de esta parte de la medicina en la que la pericia de los cirujanos no sería nada sin la generosidad de quienes ceden sus órganos o los de sus familiares fallecidos. Para muchos, como quienes son víctimas de enfermedades terribles, como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), “donar es una revancha” y una forma de dar cierto sentido a su tragedia sabiendo que van a dar vida a otros, añade Pérez Beltrán.

El 25% de los trasplantes se realizan con donaciones que proceden de otra comunidad autónoma

En España, se registraron el año pasado 2.241 donantes de órganos, lo que permitió realizar 5.321 trasplantes, 3.313 de ellos de riñón,

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