Para casi uno de cada cinco niños diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA), los orígenes de sus características de comportamiento se remontan a un ataque llevado a cabo por el sistema inmunológico de su madre en su cerebro durante el desarrollo.

Con la ayuda de un programa diseñado para buscar patrones ocultos en mezclas complejas de datos, un grupo de investigadores ha creado una prueba para los anticuerpos responsables de ese ataque, lo que les permite predecir el riesgo de que un niño nazca con autismo con una confianza sin precedentes.

Como publica Science Alert, científicos de la Universidad de California y la Universidad de Stanford (EE UU) analizaron el plasma extraído de 450 madres con niños diagnosticados con TEA y de 342 madres que tuvieron hijos sin diagnóstico.

Los resultados se utilizaron para desarrollar lo que se conoce como ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA), un método de diagnóstico para identificar la presencia de materiales en una solución mediante anticuerpos especializados incrustados en la pared de un recipiente.

En este caso, los objetivos eran ocho proteínas, previamente identificadas como los principales sospechosos en una respuesta inmune lanzada por la madre sobre el sistema nervioso en desarrollo de su feto.

Antes se creía que el cerebro del feto era ‘inmuno privilegiado’,

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