Un Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud está deliberando este miércoles en Ginebra si se declara una emergencia internacional por el brote en China del coronavirus.

Por el momento, se ha extendido por 13 provincias chinas, además de Hong Kong y Macao, y ha llegado a Tailandia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y EEUU. Más de 400 personas están contagiadas y 9 han fallecido.

La OMS tan solo ha declarado la emergencia internacional en cinco ocasiones: en 2009 con la gripe H1N1, en 2014 y 2019 con los brotes de Ébola en África Occidental y en la República Democrática del Congo, en 2014 por la polio y en 2016 por el virus Zika.

La gripe H1N1 es una infección respiratoria aguda y muy contagiosa. También es conocida como la gripe porcina porque, por lo general, es un virus gripal de tipo A que contraen los cerdos. En 2009, una cepa de esta gripe (H1N1) afectó a varios humanos.

Los dos primeros casos confirmados tuvieron lugar en EEUU en niños que no habían tenido ningún contacto con cerdos, pero el brote comenzó en México. El virus se extendió los primeros meses por pacientes que habían estado en estos dos países, aunque mas tarde se produjeron contagios indirectos en personas que no habían viajado allí.

Los síntomas son similares a los de una gripe normal pero, como ocurrió en 2009, puede producir una neumonía grave que mata al paciente. El 11 de junio de 2009 la OMS clasificó el H1N1 como ‘pandemia en curso’ y hasta el 10 de agosto de 2010 no se anunció su finalización.

Entre esas fechas, según el Centers for Disease Control and Prevention del Departamento de Salud de Estados Unidos, se produjeron 60,8 millones de casos, 274.304 hospitalizaciones y 12.469 muertes.

El Ébola es una enfermedad potencialmente letal provocada por el virus del mismo nombre. Había habido brotes antes de 2014, pero limitados. En 1976 se identificó por primera vez en Sudán y en Zaire (actual República Democrática del Congo) y desde entonces ha habido unos 30 brotes.

El virus del Ébola no se contagia por el aire sino por el contacto con fluidos corporales. Esto hace que quienes están cerca de los enfermos, sobre todo el personal sanitario, estén muy expuestos.

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