En 1830, Argentina hacía sólo 14 años que era un país independiente cuando desde La aljaba lanzaron las primeras flechas feministas contra una sociedad profundamente patriarcal. Esta primera revista escrita por mujeres en Argentina defendía el derecho a la educación femenina y la igualdad entre géneros, pero sus autoras la veían tan lejana que sacaron la publicación con el subtítulo: «Nos libraremos de las injusticias de los hombres solamente cuando no existamos entre ellos». En ese momento la mayoría de mujeres estaban confinadas al hogar, como amas de casa o criadas, bajo la potestad masculina. La Biblioteca Nacional Argentina parte de esos pasos iniciales de la lucha feminista para llegar hasta la actualidad en la muestra Emancipadxs, que abre hoy sus puertas al público.

Ejemplar de la revista La aljaba.Ejemplar de la revista La aljaba. Marcelo Huici / Biblioteca Nacional

En el siglo XIX, la mujer casada argentina era, por ley, «incapaz de ciertos actos o del modo de ejercerlos» y «su representante legal» era el marido. No podía firmar ni romper contratos, adquirir ni vender bienes, aceptar donaciones ni repudiar herencias y ni siquiera tenía la patria potestad sobre los hijos. Sólo el marido podía fijar el domicilio conyugal y la mujer no podía «librarse de la obligación de seguirlo salvo el caso de que resulte peligro para su vida», según el Código civil que estuvo vigente hasta 1926. La capacidad civil plena para todas las argentinas no llegó hasta 1968. «Libertad, no licencia (marital); igualdad entre los secsos» (sic), reivindicaba ya un siglo antes la revista La camelia, fundada en 1852.

Otros títulos de la época que figuran en la exposición, como Álbum de señoritas, La Flor del Aire y Siempre-Viva, también pusieron el énfasis en la educación de las mujeres, lideradas por la escritora, traductora y maestra Juana Manso. En 1885 la argentina Élida Passo se convirtió en la primera mujer de América del Sur en terminar una carrera superior,

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