Cada vez es más común encontrar en redes sociales personas que se preguntan sobre la pérdida de memoria de sus mayores. José preguntaba a una especialista a través de Twitter por algunos comportamientos de su abuela. “No convivo con ella y, cada vez que voy de visita, encuentro que se comporta de forma diferente a como solía ser”, cuenta. Las muchas dudas en torno a su enfermedad a la que defiende como “demencia o alzhéimer” pueden ser resueltas por los profesionales adecuados a través de sus canales de comunicación oficiales.

El alzhéimer es “una enfermedad se manifiesta de forma insidiosa y progresiva”, comenta en su web la Fundación Alzheimer España (FAE). Por eso no siempre es sencillo detectar si un ser querido la padece, ni mucho menos saber cómo actuar ante ella. Hemos consultado a varios expertos sobre las verdades y mentiras en torno a ella.

¿Es el alzhéimer una enfermedad de personas mayores?

No exactamente. La mayoría de los casos, entre el 95% y el 98% de ellos, se dan a partir de los 65 años, explica a EL PAÍS Luis García, psicólogo de la FAE. “Pero hay un porcentaje de casos de alzhéimer precoz, que suele ser un asunto hereditario, y los síntomas, además de aparecer a partir de los 45 o 50 años, son más acusados”.

¿Entonces, se pueden comparar demencia senil y alzhéimer?

No. Por una sencilla razón. La demencia senil no existe. Una sencilla búsqueda en redes sociales indica lo común que es relacionar a la enfermedad con el término demencia senil. “Es un término obsoleto que se da a la pérdida progresiva de capacidades físicas y cognitivas propias del paso de la edad, pero no es un diagnóstico oficial, porque es un proceso natural, no una enfermedad”, dice García.

Iraida Delhom, directora del Máster Universitario en Gerontología y Atención centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), coincide en que no se debería usar nunca más el término demencia senil.

 » Más información en elpais.es