El ser humano tiene asociados cinco sentidos: el gusto, el tacto, el olfato, la vista y el oído. Hasta ahí todo normal, nada que no sepamos, pero… ¿Qué pasa cuando se mezclan? La sinestesia es un proceso neurológico, que le sucede a pocas personas, cerca de un 4% de la población. Estas son capaces de oír colores, de ver sonidos o de apreciar texturas cuando saborean algo. ¿Cómo es esto posible?

El doctor en Psicología Juan Lupiáñez, junto a la investigadora en Neurociencia Cognitiva Alicia Callejas –en el libro Sinestesia: el color de las palabras, el sabor de la música, el lugar del tiempo– define a las personas sinestésicas como aquellas que cuando perciben un estímulo sensorial, lo atribuyen a otro considerado incompatible por la mayoría. De este modo, por ejemplo, cuando un sinestésico escucha una nota musical, la nota no solo se aprecia más o menos aguda, sino que además tiene sabor o color: «Puede tener un sabor fresco, a sandía, o puede verla de color verde limón». Así, las personas con sinestesia pueden ver colores cuando escuchan música o son capaces de saborear las palabras.

¿Por qué se experimentan estas sensaciones? ¿Somos todos un poco sinestésicos? ¿Son ellos los ‘diferentes’ o, por el contrario, son más avanzados, ya que son capaces de experimentar muchas más sensaciones que el resto?

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