La temporada de gripe está a punto de alcanzar niveles epidémicos y las urgencias de los grandes hospitales de Barcelona vuelven a saturarse, con pacientes en los pasillos y colas en las puertas. El Departamento de Salud inyectó casi 20 millones de euros para reforzar los servicios de urgencias pero trabajadores y usuarios se quejan del colapso y la falta de planificación para afrontar el pico de gripe. CC OO reclamó ayer más recursos y profesionales.

Los pacientes se acumulaban ayer en los pasillos de las urgencias de Vall d’Hebron. Muchos, ancianos con mascarillas de oxígeno y el rostro agotado, se apelotonaban fuera de los boxes, sin ni siquiera una mampara de separación entre unos y otros. Pero la situación de Vall d’Hebron no es aislada; se repite en otros hospitales. Sobre todo, en una semana durante la que Cataluña está a punto de entrar en la fase más aguda de la epidemia de gripe.

“Empezamos con la gran afluencia del invierno. Ayer y hoy [por el martes y ayer] son los primeros días que hemos tenido problemas”, explica Anna Ochoa, directora asistencial de Vall d’Hebron. El centro ha “reconvertido” varias áreas del hospital para ponerlas a disposición del servicio de urgencias, ha alquilado una planta con 32 camas en el hospital de la Esperanza para drenar pacientes y este verano terminó la primera fase de unas obras para mejorar el confort y la privacidad en el servicio. “Aquí lo importante es la agilidad. Estos días hay mucha afluencia en muy poco tiempo. El problema es que pasas de 1 a 100, y eso no hay estructura que lo aguante. No es un problema de recursos. No hay problemas de personal”, zanja Ochoa.

En el Clínic también han detectado “más afluencia que el año pasado” y han habilitado 24 camas en el hospital Plató para aliviar la presión en sus urgencias. En el hospital del Mar, un portavoz admitió ayer que las urgencias están “tensionadas” por el incremento de casos de gripe. “Se ha multiplicado por dos las personas que necesitan un ingreso en urgencias”,

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