«Pensaba que los sanitarios habíamos perdido el prestigio social. Estos días, al ver los aplausos en los balcones, no podía parar de llorar». Lo dice una pediatra que ha soportado insultos e incluso intentos de agresión en la consulta. Una médica que lleva desde el jueves pasado en casa con sintomatología del coronavirus.

Irene Maté, que no pertenece a un grupo de riesgo, presenta síntomas leves que tiene que afrontar en casa. Sus colegas están hasta arriba. Por el momento no le han podido hacer la prueba del Covid-19, que se reserva para los casos graves. «Me siento extraña, agobiada… Siento la responsabilidad de tener que estar ahí ayudar a los enfermos, me siento un poco culpable por no poder estar ahí», confiesa.

Esta pediatra madrileña, que no ha estado en contacto con ningún positivo confirmado en coronavirus, señala a 20minutos que hasta el pasado miércoles, cuando comenzó con los síntomas, está «segura» de que por su consulta han pasado durante las últimas dos semanas muchos niños con Covid-19 no confirmados.

Maté subraya que en los niños «es un catarro» y que a día de hoy no se ha registrado ninguna muerte en niños en ninguna parte del mundo. «Parece que lo pasan mucho más leve, que no desarrollan neumonía, ni siquiera catarro, el riesgo es que lo transmitan», recalca. «Los menores ingresados lo están porque presentan enfermedades previas y en general están yendo bien», abunda.

Según la facultativa, es posible que un niño con mocos pueda ser un caso de Covid no confirmado, por ello es muy importante seguir las precauciones del higiene (lavarse las manos, taparse con el codo el toser o estornudar) y que no estén en contacto con los abuelos. Estas medidas les ayudarán, explica Maté, no solo contra el coronavirus sino contra todos los virus.

Irene Maté vive sola y encara este aislamiento en soledad. «Pesa», confiesa. Cuenta que entre que ha perdido parte del apetito y que se racionaliza la comida porque no sabe cuándo podrá volver a salir a comprar, ha perdido un kilo y medio. Este confinamiento, que no le resulta nuevo porque ya tuvo que estar en casa seis meses tras una operación en el pasado, lo aprovecha, cuando los síntomas del coronavirus se lo permiten, para leer artículos y estudiar. No obstante,

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