Un diagnóstico temprano puede ser clave en muchas enfermedades, en algunas de ellas es esencial para poder salvar la vida del paciente, en otros casos eliminar la enfermedad no es posible, pero gracias al diagnóstico se puede mejorar su calidad de vida. Esto es lo que sucede con el Parkinson, una enfermedad de la que en España se diagnostican 10.000 nuevos casos cada año, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
En el caso de esta enfermedad, ser capaces de diagnosticarla en sus primeras etapas no solo mejora la vida del paciente, también hace posible ralentizar su evolución, así como establecer un tratamiento que resulte más efectivo. Por eso, las investigaciones no se centran solo en tratarla, también en poder encontrar síntomas que puedan dar la voz de alarma.
Se descubre en la piel un nuevo síntoma del Parkinson
Muchos descubrimientos se producen fruto de investigaciones que llevan mucho tiempo en marcha, que requieren esfuerzo, trabajo, tiempo y también una ayuda económica. Un trabajo necesario y que sienta las bases para que, de vez en cuando, un golpe de suerte sea todo lo que se necesite para avanzar. En el caso de Joy Milne, se dieron todas las circunstancias para que su aporte culminara en un gran descubrimiento.
Tal y como recogen en Kiskegyed,