Maria Manonelles (Ibiza, 1996) está loca. Tiene un diagnóstico que lo confirma y el alivio por haberlo descubierto. Pero antes de saber que tenía trastorno de la personalidad con rasgos mixtos estuvo ingresada un mes en un centro psiquiátrico. De aquella experiencia, negativa en muchos aspectos para ella, surgió el libro ‘Duermo mucho‘ (Fragile Movement), que con sus textos y sus dibujos refleja sus deseos de cambio para ella y que hay numerosas prácticas que no ayudan a pacientes como ella.

Aquel verano de 2016 en el Hospital del Mar de Barcelona cambió para siempre su vida. Desde entonces sabe por qué escucha voces en su cabeza o por qué la aparición de su amiga imaginaria es el peor de los augurios. «Entras y no sabes qué te vas a encontrar porque nadie te ha explicado qué es el psiquiátrico y la idea es un poco de gente gritando, gente atada… Te encuentras un poco eso, pero la idea es que los locos no sean los monstruos de la película. Es como todo eso pero con más humanidad y muchos matices», explica Manonelles. Con su habla pizpireta y pasional, repite con frecuencia la palabra «loca» para identificarse a sí misma y a algunos de sus vecinos de habitación. «Hay que quitar las connotaciones, el estigma negativo y llenarlo de humanidad con todas esas personas», defiende.

Cuando Manonelles entró al centro era una joven de 20 años que estudiaba preparaba su trabajo final en la Escuela Massana al tiempo que lo compaginaba con su jornada laboral. Callaba y se presionaba viendo a otras personas capaces de llevar adelante un horario similar. «Intenté durante mucho tiempo, demasiado, quitar hierro al asunto… decir ‘Bueno, María, es una cosa que todo el mundo hace, no seas tan tiquismiquis. Llegó ese momento en que estaba en una situación chunguísima, no lo había explicado lo suficiente y… claro».

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