“Es como tener una visión de rayos x”. Rubén Pérez Mañanes describe así la experiencia de operar con la nueva tecnología que ha incorporado el hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde es cirujano ortopédico. La ayuda consiste en conjugar la realidad aumentada y la impresión 3D. La primera permite tener una imagen virtual de la anatomía del paciente. La segunda sirve para crear tanto un modelo de la zona que se va a operar para practicar o explicarle la intervención al paciente como para ayudar a situar la pieza que es la clave de todo este novedoso desarrollo: un marcador, una pieza con una especie de código QR. Este será el que permita, cuando se llegue al quirófano, encajar las imágenes virtuales con la visión del cuerpo del paciente, de modo que el cirujano podrá ver ambas superpuestas con unas gafas de realidad virtual (en este caso, unas HoloLens de Microsoft). El trabajo fue publicado en Healthcare Technology Letters en septiembre y ayer el centro madrileño lo presentó.

El proceso tiene varios pasos antes de llegar al quirófano. Primero, por medio de técnicas de imagen (TAC, rayos X, resonancia magnética) se elabora un modelo virtual de la anatomía del paciente que se va a operar. En el primer ensayo en personas, este era una mujer de 22 años con un sarcoma de Ewing, un tipo de tumor que afecta a los huesos y los tejidos blandos que los rodean y que son típicos de niños y jóvenes. En este caso el cáncer estaba en la pierna derecha y se trataba de un tumor que a simple vista no puede verse en los huesos. Pero al superponer la imagen virtual se sabe con exactitud dónde hay que cortar. En la cirugía oncológica esto es fundamental, ya que se trata de extirpar la parte afectada sin dejar células tumorales en el cuerpo, porque habría riesgo de que el cáncer se reprodujera. Pero al mismo tiempo hay que extraer la menor cantidad de tejido posible para facilitar la recuperación del paciente.

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