España está de luto. La Covid-19 nos está robando la generación que construyó la España que hoy conocemos. Una generación que, a pesar de sus diferencias políticas, fue capaz de vencer una dictadura, unirse en una transición y construir un país en donde cualquier ideología puede ser defendida a través de la palabra y la no violencia en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional.

Hoy frente a la confrontación, la mentira y la censura toca defender una memoria plural de lo sucedido que salvaguarde más que nunca la libertad, la pluralidad y la Constitución del 78. Una memoria en la que todos los españoles, independientemente de su ideología, puedan en democracia y en libertad aplaudir a toda esta generación que nos deja en silencio. Su ejemplo a la hora de superar los grandes retos a los que se enfrentaron ha de ser fuente de inspiración en nuestra hoja de ruta a la hora reconstruir España.

Todos los que nos han dejado víctimas de la Covid-19 son parte de nuestra historia y construyeron con su esfuerzo nuestra España constitucional y, por ello, su legado no puede ser recordado como una cifra, sino con nombres y apellidos. Recorrer cualquier cementerio de España en estos días es la viva imagen de la tristeza y el abandono más absoluto del luto a un ser querido. El virus no sólo nos roba a nuestros familiares y amigos sino que también la posibilidad de llorarles y despedirles como nos gustaría.

Despedir a una generación

No existe consuelo que pueda calmar el dolor que nuestra sociedad vive en estos momentos pero, sin embargo, sí que está en nuestras manos decidir cómo queremos recordarles. La rabia, la indignación, la tristeza que hoy vive España, ha de ser el mayor incentivo para salvaguardar la memoria de todos ellos para que la historia les recuerde como la generación que, a pesar de sus diferencias políticas,

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