Son las tuberías de la vida y la solidaridad. Las que conducirán el oxígeno y los gases medicinales que permitirán recuperar la salud a los cientos de enfermos de COVID-19 ingresados en el macro hospital de campaña madrileño montado en Ifema. Es un milagro que han obrado en tan solo tres días miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), bomberos y apenas unas decenas de ingenieros, fontaneros en paro y autónomos voluntarios que, con su trabajo altruista y sus propias herramientas, han tendido las tres líneas de conductos necesarios -oxígeno, aire y vacío- que permitirán plantar cara a los peores efectos de la pandemia.

Discurren por los más de 300 metros de galerías técnicas que recorren el subsuelo del pabellón 9 de la Institución Ferial de Madrid. Su instalación hubiera resultado «imposible» sin el empeño, la entrega y el espíritu solidario del medio centenar de profesionales de muy distintos oficios que han trabajado desinteresadamente y sin descaso, tal como reconocían ayer los bomberos de Madrid y los miembros de la UME. «Nosotros solo hemos sido un pequeño grano de arena», explicaba uno de los seis bomberos que han trabajado codo con codo con los autónomos y parados que han dotado al gigantesco hospital provisional de esta instalación crítica en tiempo récord.

Un operario transporta una cama.Un operario transporta una cama. / EFE

«Por cada tarjea de la galería, cada cinco metros, hemos sacado un registro de instalación con los tres conductos de aire, oxígeno y vacío. La construcción empezó a las ocho de la mañana del lunes. Entonces aquí no había nada y el miércoles a mediodía estaba concluida», explicaba orgulloso uno de los efectivos de la UME. Es una infraestructura determinante para el gigantesco hospital provisional, construido también a velocidad de vértigo, y que tendrá capacidad para coger a más de 5.000 pacientes. Permitió que este viernes funcionaran ya 64 de las 96 Unidades de Cuidados Intesivos que se instalarán.

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