Imaginemos la situación. Llegamos a casa tras una larga jornada de trabajo, abrimos la puerta y nuestro perro se abalanza sobre nosotros como si llevase un mes entero sin saber de nosotros. Imaginemos otra. Le sacamos de paseo y nos encontramos a unos vecinos. El perro les reconoce y empieza a tirar de la correa para poder saludarlos efusivamente. O una tercera. Invitamos a un grupo de amigos a cenar y nada más cruzar el umbral nuestra mascota se les tira encima y empieza a lamerles.

Es posible que a más de uno estas escenas le resulten incluso divertidas pero, sin embargo, deben evitarse. Por un lado, porque se fomentan conductas que generan un excesivo estrés, nerviosismo y excitabilidad en el can, y por otro, porque pueden causar más de un problema o disgusto, en el caso de que intenten subirse encima de personas a las que no les gustan demasiado los perros o más vulnerables como niños o ancianos.

¿Por qué hacen esto los perros? La respuesta la encontramos en una muy poco adecuada educación de base y esto, por supuesto, es siempre responsabilidad de los seres humanos, que deben proporcionarles unas pautas de comportamiento desde pequeños. Si permitimos al cachorro que se suba sobre nosotros entenderá que este comportamiento es correcto, que nosotros lo aceptamos y seguirá repitiéndolo en la edad adulta.

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