Era la primera vez que un anuncio de esas características llegaba a la televisión pública, que tenía el monopolio a nivel estatal. Todavía faltaban un par de años para que llegasen a los televisores (y no de todos los hogares) las privadas. Los responsables del ente se quedaron sorprendidos por el ‘spot’ que le había entregado el Ministerio de Sanidad. Todo era novedoso. Un anuncio que había costado 93 millones de pesetas de los 96 millones destinados al conjunto de la campaña. Al cambio, cerca de 600.000 euros. Televisión Española decidió no emitir el anuncio. No porque fuera sobre el sida, sino porque aparecían unas litronas y eso podía empujar a los jóvenes a beber alcohol.

Era la campaña ‘Sí da. No da’, la primera en televisión en España que intentó explicar cómo podían los ciudadanos contagiarse de esa nueva enfermedad surgida a comienzos de la década de los ochenta y que coincidía con la celebración el 1 de diciembre de 1988 del primer Día Mundial contra el Sida. Treinta años de un viaje en el que se han recorrido diferentes fases, desde la presentación de la enfermedad, la demostración de sus efectos desbastadores, la prevención o la asunción de que una persona con VIH puede hacer una vida completamente normal gracias a los avances médicos, que han convertido a una enfermedad mortal en los ochenta en una patología crónica. «El próximo año celebraré mi propio aniversario, diez años desde que me hice VIH positivo», confesó el pasado jueves el diputado laborista Lloyd Russell-Moyle en el Parlamento británico. Ha sido un largo viaje desde el temor a la aceptación. «Ninguna persona diagnosticada con VIH en la actualidad debería sentirse menos capaz de prosperar y disfrutar de la vida que nadie más debido a su estado», indicó en sede parlamentaria.

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Vídeo.

Anna Castillo, protagonista de la nueva campaña ‘SABES’

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