Cada año se desperdician en el mundo 1.300 millones de toneladas de alimentos, un tercio de lo que se produce, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). En la Unión Europea se pierden 89 millones de toneladas de comida al año, 179 kilos por persona. España, que ocupa el sexto puesto entre los países de la UE, aporta 7,7 millones a la cifra total. El 42% del desperdicio se produce en los hogares, según el informe Más alimento, menos desperdicio del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

Cómo poner orden en el frigorífico

A cada alimento le corresponde una zona específica en función de la temperatura más óptima para su conservación. Atento a aquellos que deben quedarse fuera

Según la FAO, el consumidor es responsable del 56% del alimento que se desperdicia (al 42% de los hogares se le suma el 14% correspondiente al sector de la restauración). Del resto, el 39% recae en los procesos de fabricación y transformación y un 5%, en la distribución.

Compra con cabeza

En casa, los hábitos de compra y consumo desempeñan un papel fundamental. La Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) recomienda planificar la lista de la compra en función de lo que se tiene en la despensa, comprar sin prisas, fijarse en las fechas de caducidad (hasta cuándo el alimento puede consumirse de forma segura) y de consumo preferente (el momento hasta el que el producto conserva la calidad prevista) y organizar la nevera. Conviene usar envases adecuados para conservar los alimentos.

El impacto del consumidor continúa cada vez que acude a un restaurante. Es importante no pedir más de lo que se vaya a comer, o avisar al camarero si hay algo que no se va a consumir, como las guarniciones. Y si queda algo en el plato, pedir un recipiente para llevarse las sobras a casa.

De un banquete a cremas para la cara

“Los dos elementos más eficaces para reducir los desperdicios son la gestión y la concienciación”,

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